domingo, 5 de junio de 2016

GUAYASAMÍN: "Soy indio… ¡carajo!"

INTRODUCCIÓN.

Hay personas que ven las cosas y no despiertan en ellos ningún afán. Otros en cambio las ven, las estudian, las interiorizan y las plasman en obras de arte como sucedió con Oswaldo Guayasamín, famoso escultor y pintor ecuatoriano del s. XX.

El aprendizaje de nuestra Identidad Nacional, dentro de la formación integral de una persona, nos sirve para conocer y entender aún más,  a nosotros quienes estaremos en contacto más cercano con el escenario social de nuestro país.

La realidad de la gente es muy dura y llena de injusticias, porque el pobre nunca dejará de sufrir al ser el relegado, al que se le mira con desprecio, como venido a menos y muchas veces con odio.

Existen artistas que con sus obras desean despertar la conciencia de los demás, recreando en ellas las situaciones que sufren  muchos.

La pintura es una de esas expresiones culturales, que cuando es bien realizada puede llegar al corazón y debemos entender e interpretar su mensaje para cambiar sino totalmente al menos nuestra gnosis acerca de las necesidades del ser humano.

Es por ello que en los últimos cien años, la extensa región Latinoamericana comprendida entre México y la Patagonia, ha visto nacer a grandes artistas e intelectuales. En algunos casos el alma de estos artistas se ha visto reflejada de manera dramática. Se ha expresado con vigor, ternura y rebeldía a través de los cuadros de sus pintores, los cánticos de sus músicos o los poemas y relatos de sus poetas y escritores.




“Mi obra es de tipo universal, menos anecdótica… Menos ponchos de indios, menos sombreros de indios,  es solamente el hombre descarnado de América.”
Oswaldo Guayasamín




“Mi arte es una forma de oración, al mismo tiempo que de grito… y la más alta consecuencia del amor y la soledad.” Oswaldo Guayasamín

El típico chulla quiteño de rasgos indígenas, que a pesar de sus adversidades, luchó contra su condición económica y social, y que no le amedrentaron y salió adelante ubicándose en un sitial que gracias a su maravillosas obras, alcanzó un sitial digno de su talento don de gentes y sensibilidad al entregarse a su trabajo para crear una verdadera escuela donde él a más de ser el maestro era sobre todo la persona que conocía, plasmaba la idiosincrasia de un pueblo sufrido, con gente bastante pobre e incapaz de redimirse, y que de alguna manera saliera adelante.

Sus obras son muchas, pero cuatro temáticas son las principales:
-          "Los niños muertos": su primera gran obra, inspirada en la muerte de su gran amigo Manjarrés.
-          “La Edad de la Ira”: la temática fundamental de esta serie son las guerras y la violencia, lo que el hombre hace en contra del hombre
-          “Mientras vivo siempre te recuerdo”: también conocida como “La Edad de la Ternura”, es una serie dedicada a su madre y las madres del mundo.
-          “Huacayñan”: Es la cuarta gran serie pictórica o etapa. Palabra quichua que significa “El Camino del Llanto”.

En ellas se nota al humanista por naturaleza, que recorrió muchos lugares que le sirvieron de pauta para conocert otras realidades y compararlas con las de su patria. De ahí que sus obras, igual que él, han viajado por otras latitudes, trascendiendo y enseñando contextos que no son únicos de su tierra. 




BIOGRAFÍA.

Oswaldo Guayasamín nace el 6 de Julio de 1919, en Quito. De padre de descendencia indígena guaraní y su madre de descendencia mestiza. A temprana edad ya rebela su vocación artística y pinta sus primeras obras. Sin embargo su vida académica fue complicada. Fue expulsado de seis colegios por “falta de talento”. Luego entra en la Escuela de Bellas Artes y allí también choca con los moldes y las tradiciones pero pronto es el alumno más destacado y al mismo tiempo el mejor maestro. Se gradúa de pintor y escultor y gana sus primeros premios. Asume una posición frente a las crueldades e injusticias de una sociedad que discrimina a los pobres, a los indios, a los negros, a los débiles. Su obra humanista, señalada como expresionista, refleja el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad y denuncia la violencia que le ha tocado vivir al ser humano en este monstruoso Siglo XX marcado por las guerras mundiales, las guerras civiles, los genocidios, los campos de concentración, las dictaduras, las torturas. Realizó exposiciones monumentales -más de 200 individuales- en los museos más importantes del mundo. Pintó a grandes personajes contemporáneos, escritores, artistas, políticos, estadistas. Crea la Fundación Guayasamín, y a través de ella dona al Ecuador todo su patrimonio artístico. Fallece el 10 de marzo de 1999, en Baltimore (USA), aún sin ver finalizada su obra máxima, La Capilla del Hombre. Sus cenizas descansan bajo el denominado “Árbol de la Vida”, un árbol de pino plantado por él mismo en la casa en que vivió sus últimos 20 años, dentro de una vasija de barro.





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